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Medalla Presidencial Boliviana

Medalla Presidencial Boliviana Mandada a hacer por la Asamblea de 1826 exclusivamente para el Libertador Simón Bolivar, es la joya estatal más antigua y de un valor incalculable por el significado que tiene para el Estado boliviano. Es la medalla presidencial que lucirá desde hoy el presidente Evo Morales Aima.
Bolívar la legó al país en su testamento. “Es mi voluntad que la medalla que me presentó el Congreso de Bolivia a nombre de aquel pueblo se le devuelva como se lo ofrecí, en prueba del verdadero afecto, que aún en mis últimos momentos conservo a aquella República”, indica el texto de ese documento histórico.
Según los escritos, el albacea que la tenía en Jamaica la devolvió y luego el Congreso Nacional decidió otorgársela al presidente Andrés de Santa Cruz en carácter vitalicio, como reconocimiento a sus méritos.
Son 65 los presidentes que antes portaron la joya, aunque algunos no pudieron lucirla por distintas razones y en otros casos hubo ananécdotas memorables como la del fallecido ex presidente Hernán Siles Zuazo, a quien le colocaron la medalla al revés.
Los documentos históricos indican que fue el penúltimo presidente de facto, Celso Torrelio Villa, quien tildó a la medalla como q’encha (de mala suerte) y evitó usarla.
Los presidentes Carlos Mesa Gisbert y Eduardo Rodríguez Veltzé no pudieron lucirla el día de su posesión. En el primer caso, su juramento, casi de emergencia, fue el 17 de octubre de 2003. Fue a las 21.00.
La joya está guardada en las bóvedas del Banco Central de Bolivia bajo una combinación electrónica que se activa a las 18.00.
Rodríguez Veltzé tambien juró de emergencia, el 9 de junio de 2005 en la ciudad de Sucre. La medalla presidencial le fue impuesta tres días después en La Paz.
La última tasación de la medalla se hizo el 23 de enero de 2002 por encargo del presidente Jorge Quiroga Ramírez y el documento se guarda en el Palacio Quemado. En ese entonces se denunció que varias de las piedras habían sido cambiadas o se habían perdido con el paso de los años. Los joyeros Jorge Guzmán y José Galindo hicieron el trabajo de restauración de la presea presidencial que luego fue tasada en 284.815,20 dólares, aunque ambos especialistas coinciden en que el valor real es incalculable.
Entonces se encomendó ampliar la cadena, era más corta, pues estaba diseñada para el cuello. Para que cuelgue del pecho, como lo hace ahora, se le añadió una cadena. En 2002 se encargó la prolongación en 34 centímetros, trabajada en oro de 22 quilates.
La cadena tiene hoy un peso adicional de 66 gramos.

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