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Leyendas - Sobrenatural

El Kari Kari

El Kari Kari

Volvemos, después de mucho tiempo, la ausencia se debió a causas de fuerza mayor (vamos… es por que tenía mucho trabajo… :) ) pero ya estamos de vuelta y dispuestos a seguir con los temas que nos gustan a los bolivianos, hemos elegido para este retorno algo muy conocido sobretodo en las áreas rurales de nuestro país, el famoso Kari Kari.

El Kari Kari apareció en el altiplano en tiempos de la colonia. Se lo relaciona con la figura del sacerdote-jesuita, mercedario, franciscano, llegado con los conquistadores españoles. La tradición rural ha caracterizado a los religiosos católicos como sombrías personas que traían en una mano la Biblia y en la otra el látigo. Eran temidos. Y su proximidad causaba pavor.

Esta figura se modificó paulatinamente hasta llegar al perfil del complejo y misterioso Kari Kari, provisto de una campana que hace sonar constantemente. Su propósito es extraer de sus víctimas el cebo con el que, según la creencia popular, adquirirá poderes sobrenaturales. La veracidad o no de su existencia es algo que los antropólogos aún no han terminado de testimoniar y, por tanto, de aceptar o rechazar. Frases en aymara, como ¡Sarjam Karisiri! (¡vete Kari Kari!), evidencian el temor y popularización de esta aparición, sobre todo, entre los comunarios y migrantes aymaras.

El identikit de este personaje es difícil pues las versiones sobre su aspecto son variadas y contradictorias. En lo que la gente coincide es en su figura humana solitaria, en su rostro escondido y en que anda por ahí robando grasa del cuerpo humano.

Para atacar, antes usaba un cuchillo y era tan hábil que dejaba una fina cicatriz a la altura del abdomen. La víctima caía enferma y, de no encontrarse el origen de su debilidad, llegaba a morir. Hoy se sigue temiendo al Kari Kari. Se afirma que trabaja en los minibuses, aprovechando a los trasnochados que se quedan dormidos. Con una jeringa extrae la preciada grasa.

El tratamiento salvador consiste, se cree en el área rural, en reemplazar la grasa con la de una oveja negra. También hay versiones sobre que el Kari Kari son varias personas: familiares de una víctima que buscan a otra para reemplazar lo robado.

El sueño de quienes ataca el Kari Kari no es normal. Éste lo provoca soplando un polvo que está hecho de huesos de muerto.

Sobre el destino de la grasa humana no hay seguridad. Unos dicen que se usa para hacer perfumes, otros sostienen que el atacante es un monje que usa el producto en extraños ritos. Los incrédulos se burlan comentando que es un tratamiento de liposucción gratuito.

 

Alguien ha tenido algún encuentro con este personaje o sabe algo mas? Compártalo con todos…

Fuente: http://www.bolivia.com/empresas/cultura/Mitos_Leyendas/kari_kari.asp

Fuente: http://www.bolivia.com/noticias/autonoticias/DetalleNoticia19310.asp

Sajama o Sarjama

Sajama o Sarjama

Hay varios mitos que rodean la figura de los cerros milenarios de nuestro país aunque uno de los más difundidos es el que relata Fernando Díez de Medina en el libro Nayjama.   Cuenta esta leyenda que Wirakocha, dios supremo, decidió que cuatro soberanos reinarían en paz en la cordillera; sin embargo, la arrogancia y el ansía de poder hizo que uno de ellos se enfrentara a sus compañeros en un combate apoteósico que duró un milenio. Harto del conflicto, Wirakocha envió a Thunupa, la figura de la justicia y el equilibrio, para que pusiera orden. Después de escuchar la explicación de los cuatro guerreros, Thunupa dictaminó: “Sólo tres conductores tendrán señorío en la cordillera. El Señor de Luz será de hoy en adelante Illampu, el centelleante; el Señor de Agua se nombrará Illimani, el resplandeciente, y el señor de Piedra se convertirá en Wayna Potosí, el joven bramador”. Luego cogiendo su honda divina, puso en ella un pedrusco de oro y al tiempo de lanzarlo zumbando por el cielo en dirección a Huayra Apu o Señor del Aire, dijo: “Rebelde fuiste, solitario quedarás y menguado en poderío. Truncaré tu insolencia y tu estatura: serás partido en dos. ¡Sarjama! (vete) dijo Thunupa. Tú eres el Alejado, Sajama te nombro en memoria de tu estupenda rebeldía”. Y así, la montaña descabezada se convirtió en el Mururata y la gran roca que fuera su cabeza es el nevado Sajama. 

 

Fuente: http://www.lostiempos.com/oh/16-07-06/actualidad.php

      

Tiahuanacu & La Paz

6 minutos con una vision interesante de Tiahuanacu. Comentenla!!!!

 






La Atlantida esta en Oruro

La Atlantida esta en Oruro Platon (Filósofo griego, 380 a.C.) escribió en sus trabajos Timaeus y Critias la descripción de un gran continente que tenía una maravillosa civilización que, según decía, había existido alguna vez en "un punto distante del océano Atlántico" opuesto al Peñón de Gibraltar. Lo llamó Atlántida y dijo que se había hundido en el mar en el término de un día y una noche. Estos escritos crearon la leyenda del continente perdido de la Atlántida.La geología moderna nos dice que no se puede hundir un continente en el mar en un solo día y que no hay un continente hundido en el océano Atlántico.La descripción de Platón encaja exactamente en Sudamérica porque él describe una planicie rectangular elevada que, decía, estaba ubicada en el centro del continente, cerca del mar y a medio camino en la dirección de la mayor extensión de este continente. Además ubicó a la ciudad capital de Atlántida en una pequeña isla volcánica, también llamada Atlántida. La ciudad estaba ubicada en la elevada planicie rectangular, a unos nueve kilómetros del mar y, de acuerdo a Platón, la región entera estaba elevada sobre el nivel del océano, alzándose completamente por encima del nivel del mar a una gran altura, de ese lado del continente. Hasta aquí, definimos la ubicación de la ciudad y el continente perdidos de la Atlántida.La solución a las dudas principales es suponer que no fue el continente de Atlántida el que se hundió en el mar sino la isla capital, del mismo nombre, construida sobre una isla volcánica que se hundió en la extensión de agua que rodeaba la isla, que es el lago Poopó, ubicado sobre el borde de la planicie rectangular que actualmente se llama Altiplano Boliviano. Esta planicie está en el centro del continente en el sentido norte-sur, exactamente como la describió Platón.Pero lo más notable de todo es que el sitio ha sido hundido por terremotos y que existe una leyenda boliviana que se conoce como "La Leyenda de Desaguadero" que cuenta que una ciudad ubicada al borde del lago fue hundida en el mar por los dioses, en castigo, exactamente como lo relata Platón. Además, Poseidón, nombrado por Platón, el dios griego del mar que habría creado los anillos de tierra y mar, es el equivalente a Tunapa, el nombre boliviano del dios o dioses de las vías marinas que crearon la estructura en anillos de Pampa Aullagas. Lo que parecería indicar, sin duda, que la historia de la Atlántida tiene su origen —o lo menos una conexión— con la leyenda boliviana. 

Con estos datos básicamente estamos ante la posibilidad de que la Atlántida no se hundió sino que está en Oruro; les invito a investigar mas sobre el tema y comentarlo.

                  Fuente:   http://axxon.com.ar/zap/c-zappingatlteoria.htm

        

La Leyenda de la Coca

La Leyenda de la Coca

Pongo a su consideracion la leyenda de la hoja de coca. Espero disfruten el relato...

 

La Leyenda de la coca

Era por el tiempo en que habían llegado a estas tierras los conquistadores blancos. Las jornadas siguientes a la hecatombe de Cajamarca fueron crueles y sangrientas. Las ciudades fueron destruidas, los cultivos abandonados, los templos profanados e incendiados, los tesoros sagrados y reales arrebatados. Y, por todas partes en los llanos y en las montañas los desdichados indios fugitivos, sin hogar, llorando la muerte de sus padres, de sus hijos o de sus hermanos. La raza, señora y dueña de tan feraces tierras yacía en la miseria, en el dolor. El inhumano conquistador, cubierto de hierro y lanzando rayos mortales de sus armas de fuego y cabalgando sobre briosos corceles, perseguía por las sendas y apachetas a sus espantadas victimas.

Los indios indefensos, sin amparo alguno, en vano invocaban a sus dioses. Nadie, ni en el cielo ni en la tierra, tenía compasión de ellos.

Un viejo adivino llamado kjana-chuyma que estaba, por orden del inca, al servicio del templo de la isla del Sol, había logrado huir antes de la llegada de los blancos a las inmediaciones del lago, llevándose los tesoros sagrados del gran templo. Resuelto a impedir a todo trance que tales riquezas llegaran al poder de los ambiciosos conquistadores, había conseguido después de vencer muchas dificultades y peligros, en varios viajes, poner a salvo por lo menos momentáneamente; el tesoro en un lugar oculto de la orilla oriental del lago Titicaca.

Desde aquel sitio no cesaba de escudriñar diariamente todos los caminos y la superficie del lago para ver si se aproximaban las gentes de Pizarro.

Un día los vio llegar. Traían precisamente la dirección hacia donde él estaba. Rápidamente resolvió lo que debía hacer. Sin perder un instante, arrojo todas las riquezas en el sitio mas profundo de las aguas. Pero cuando llegaron junto a él los españoles, que ya tenían conocimiento de que kjana-chuyma se había traído consigo los tesoros del templo de la isla, con intención de sustraerlo al alcance de ellos, lo capturaron para arrancarle si fuera preciso por la fuerza el ansiado secreto.

Kjana-chuyma se negó desde el principio a decir una palabra de lo que los blancos le preguntaban. Sufrió con entereza heroica los terribles tormentos a que lo sometieron. Azotes, heridas, quemaduras, todo, todo soporto el viejo adivino sin revelar nada de cuanto había hecho con el tesoro.

Al fin los verdugos, cansados de atormentarle inútilmente, le abandonaron en estado agónico para in por su cuenta a escudriñar por todas partes.

Esa noche, el desdichado kjana-Chuyma, entre la fiebre de su dolorosa agonía, soñó que el Sol, Dios resplandeciente, aparecía por detrás de la montaña próxima y le decía:

-Hijo mió, tu abnegación en el sagrado deber que te has impuesto voluntariamente, de resguardar mis objetos sagrados, merece una recompensa. Pide lo que desees, que estoy dispuesto a concedértelo.

-¡Oh!, Dios amado – respondió el viejo- ¿Qué otra cosa puedo yo pedirte en esta hora de duelo y de derrota, sino la redención de mi raza y el aniquilamiento de nuestros infames invasores?

-Hijo desdichado-le contesto el Sol- Lo que me pides, es ya imposible. Mi poder ya nada puede contra esos intrusos; su dios es más poderoso que yo. Me ha quitado mi dominio y por eso, también yo como nosotros debo huir a refugiarme ene. Misterio del tiempo. Pues bien, antes de irme para siempre, quiero concederte algo que esté aún dentro de mis facultades.

-Dios mió,- repuso el viejo con pena- si tan poco poder ya tienes, debo pensar con sumo cuidado en lo que voy a pedirte.

Un grupo de habitantes del imperio del Sol, escapando de los intrusos, embarcándose en pequeñas balsas de totora, atravesó el lago y fue a refugiarse en la orilla donde kjana-chuyma estaba luchando con la muerte.

Los indios acudieron a cuidarlo. Kjana-chuyma era uno de los yatiris mas queridos en todo el imperio, por eso los indios, rodearon su lecho de agonía, llenos de tristeza, lamentando su próxima muerte. El anciano, al ver en torno de si ese grupo de compatriotas desdichados, sentia mas honda pesadumbre e imaginaba los tiempos de dolor y amargura que el futuro guardaba a esos desventurados. Fue entonces que se acordó de la promesa del gran astro. REsolvio pedirle una gracia, un bien durable, para dejarlo de herencia a los suyos; algo que no fuera ni oro ni riqueza; para que el blanco ambicioso no pudiera arrebatarles; en fin un consuelo secreto y eficaz para los incontables días de miseria y padecimientos.

Al llegar la noche, lleno de ansiedad en medio de la fiebre que le consumía, imploro al sol para que acudiera a oírle su ultima petición. Alos pocos momentos un impulso misterioso lo levantó de su lecho y lo hizo salir de la choza.

Kjana-chuyma, dejándose llevar por la secreta fuerza que lo dirigía, subió por la pendiente arriba hasta la cumbre del cerro. En la cima notó que le rodeaba una gran claridad que hacia contraste con la noche fría y silenciosa. De pronto una voz le dijo:

-Hijo mío. He oído tu plegaria. ¿Quieres dejar a tus tristes hermanos un lenitivo para sus dolores y un reconfortantes para las terribles fatigas que les guarda en su desampara?

-Si, si. Quiero que tengan algo con que resistir la esclavitud angustiosa que les aguarda. ¿Me la concederás?

-Bien,- respondió la voz- mira en torno tuyo ¿ves esas pequeñas plantas de hojas verdes y ovaladas? La he hecho brotar por ti y para tus hermanos. Ellas realizaran el milagro de adormecer penas y sostener fatigas. Serán el talismán inapreciable par los días amargos. Di a tus hermanos que, sin herir los tallos, arranquen las hojas y después de secarlas, las mastiquen. El jugo de esas plantas será el mejor narcótico para la inmensa pena de sus almas.

Kjana- chuyma, sintiendo que le quedaban pocos instantes de vida, reunió a sus compatriotas y les dijo:

-hijos míos. Voy a morir, pero antes quiero anunciaros lo que el INTI, nuestro Dios, ha querido en su bondad concederos por intermedio mío: Subid al cerro próximo. Encontrareis unas plantitas de hojas ovaladas. Cuidadlas, cultivadlas con esmero. Con ellas tendréis alimento y consuelo. En las duras fatigas que os impongan el despotismo de vuestros amos, mascad esas hojas y tendréis nuevas fuerzas para el trabajo.

En esos desamparados e interminables viajes que les obligue el blanco, mascad esas hojas y el camino os hará breve y pasajero.

En los momentos en que vuestro espíritu melancólico quiera fingir un poco de alegría, esas hojas adormecerán vuestra pena y os dará la ilusión de creerlos felices.

Cuando queráis escudriñar algo de vuestro destino, un puñado de esas hojas lanzado al viento os dirá el secreto que anheláis conocer.

Y cuando el blanco quiera hacer lo mismo y se atreva a utilizar como vosotros esas hojas, le sucederá todo lo contrario. Su jugo, que para vosotros será la fuerza de la vida, para vuestros amos será vicio repugnante y degenerado: mientras que para vosotros los indios será un alimento casi espiritual, a ellos les causará la idiotez y la locura.

Cuidad que no se extinga y conservarla y propagadla entre los vuestros con veneración y amor. El viejo kjana-chuyma doblo su cabeza sobre el pecho y quedo sin vida.

Los desdichados indios gimieron por la muerte del venerable yatiri. Eligieron la cima del próximo cerro para darle sepultura. Fue enterrado dentro de un cerco de las plantas verdes y misteriosas. Recién en ese momento se acordaron de cuanto les había dicho al morir kjana-chuyma y recogiendo cada cual un puñado de las hojitas ovaladas se pusieron a masticarlas.

Entonces se realizo la maravilla. A medida que tragaban el amargo jugo, notaron que su pena inmensa se adormecía lentamente…
 

 

(Leyenda extraída del libro "Leyendas de mi tierra" de Antonio Díaz Villamil)

         

Los fantasmas en el Hospital de Clinicas de La Paz.

Los fantasmas en el Hospital de Clinicas de La Paz. Este relato me lo encontré en una página española, habla del hospital de clínicas de la ciudad de La Paz y los “visitantes” que tienen en las noches… Espíritus y fantasmas componen este relato. Espero les guste!!!! Y si tienen relatos de terror o alguna experiencia que les haya ocurrido, compártanla con todos nosotros…Aquí va el relato…

"La proximidad del Hospital del Tórax a la morgue es su avatar y su sello. Irrelevante para la mayoría del personal de los turnos de la tarde y la mañana, pero no para quienes trabajan en horas nocturnas, especialmente enfermeras.
Una de ellas, Wilma Huañapaco, encargada de la sala de Terapia Intensiva en el primer piso del edificio, jamás olvidará lo sucedido el sábado 4 de agosto.
Cinco minutos antes de las dos de la mañana de ese día, Huañapaco transcribía, como cada noche, el reporte del estado de los pacientes, cuya situación delicada no consiente equivocación alguna.
Enseguida, una pesadez repentina invadió el ambiente y el cuerpo de la enfermera quedó paralizado. Ni brazos ni piernas, ni siquiera sus párpados respondían. La desesperación la llevó a realizar un esfuerzo mayor hasta poder voltearse. En ese momento vio a un hombre alto, contorneado por un aura de un verde oliváceo y sin cabeza. Aunque la figura desapareció en el instante, la sensación de inmovilidad permaneció por algunos segundos más.
“Lo único que sabía era que estaba despierta”, relataría más tarde a sus compañeras, algunas aún incrédulas ante la experiencia de Huañapaco, para quien las apariciones son, después de todo, normales, ya que dice tener contacto con este tipo de fenómenos desde niña.

Pero esta enfermera no es la única que ve apariciones en el Hospital del Tórax, ni esta forma decapitada la primera vez que se presenta.
De hecho, por los pasillos aún se cuenta la historia de un hombre que cada noche pasea por los jardines próximos al hospital rumbo a la morgue. Aunque algunos lo han bautizado con el nombre del Jinete sin Cabeza, no tiene ninguna relación con el relato de Washington Irving.
Tan fuerte es la presencia de este hombre sin rostro, como la de una madre cargada de su niño que ha puesto los pelos de punta a más de una enfermera en la sección conocida como Pensionados, en el segundo piso del hospital, que es donde están internados los pacientes pudientes y donde hasta hace algunos años se trasladaba a las personas en estado delicado.
“Aparece en completo silencio, visita algunas salas, se detiene frente a alguna persona en particular, la observa y luego desaparece”, es el relato coincidente de quienes han vivido en carne propia la presencia de la llamada Mamá de los Pensionados.

A unos pasos del Tórax está el Hospital de Clínicas, también conocido como General, el más antiguo del complejo de Miraflores y también de la ciudad de La Paz.
Por sus largos pasillos pasaron miles de personas, entre médicos, enfermeras y pacientes, algunos de cuyos espíritus se niegan a dejar el lugar. De esto da constancia don Eloy Ticona, portero del nosocomio y quien cada noche, durante 25 años, recorre de punta a punta la vieja estructura.
Una noche de un año que don Eloy no recuerda, la figura de una mujer de talla alta y porte fino apareció en el jardín. “¿Doña Mercedes?”, preguntó don Eloy esperando encontrar una respuesta de la delgada dama a quien confundió con una enfermera que trabajaba en ese entonces.
En ese instante, la misteriosa mujer salió del jardín, tomó el pasillo y se alejó a paso lento en dirección hacia una sala donde descansaban algunos pacientes. El animoso portero la siguió e ingresó a la habitación casi por detrás de la mujer, pero no encontró nada, lo que fue corroborado por un paciente que estaba despierto y no vio ingresar a nadie.
Desde entonces, muchas de estas apariciones han inquietado las noches de don Eloy, quien, sin embargo, ha dejado de lado su miedo para dar paso a la curiosidad. Son innumerables las oportunidades en que la dama de negro ha reaparecido y algunos ya la conocen como la Viuda del General.

Los funcionarios más antiguos de éstos y otros hospitales aseguran que estas apariciones son ánimas de personas que murieron dejando algo pendiente.
Tal el caso de la figura de una enfermera de capa azul que ha hecho de las rampas del Hospital del Niño su lugar preferido de paseo nocturno.
Quienes la han visto aseguran que es el espíritu de una antigua funcionaria del nosocomio, a la que su aprecio y dedicación por los niños aún la mantiene junto a ellos. Al respecto, algunos personeros aseguran que los infantes tampoco han olvidado a su enfermera preferida.
Una de estas personas es la actual jefa del servicio de Neonatología, Teresa Aguilar, quien en sus 20 años de trabajo en este nosocomio jamás había vivido una experiencia como la de hace cuatro años.
Fue una noche en la que el paseo rutinario de visita por las salas fue interrumpido por unas escurridizas risas de niños un piso más arriba. Creyendo que un grupo de sus pequeños pacientes había decidido iniciar una ronda de juegos en plena oscuridad, subió en silencio intentado sorprenderlos.
Mientras más se acercaba más fuertes eran las risas. Sin pensarlo dos veces y a dos gradas del piso indicado espetó un grito, pero no había nadie.
Un frío intenso le estremeció de los pies a la cabeza y la sensación de inmovilidad se apoderó de su cuerpo por algunos segundos. “Estoy loca”, se dijo a sí misma como convenciéndose de no haber escuchado las multitudinarias voces. La incertidumbre terminó al día siguiente cuando la portera le pidió, en tono de reclamo, que controle a sus niños porque habían reído toda la noche.
Aunque no son muchas las personas que hoy en día dicen oír voces y risas de niños en el hospital, los funcionarios aseguran que sus pequeños visitantes rondan todo el día por las salas.
La encargada de Farmacia del turno de la tarde no se explica por qué algunas de las cajas de los medicamentos aparecen desordenadas siempre que deja el lugar por algún tiempo."

   

                                                        Fuente:   http://www.editorialbitacora.com/bitacora/hospital/hospital.htm